Poliamor

6:30 Elchicodelachaquetavaquera 0 Comments


Alguien dijo una vez,
"cada oveja con su pareja".
Impuso el amor de dos.
Y así,
surgió el pecado de la lujuria.

Nos castramos emocionalmente.
Frustramos a nuestro corazón
en una y mil relaciones.
Haciendo que alguien tome el control.
Teniéndolo en propiedad.

Yo,
prefiero desgarrarme.
Abrirme en canal,
para dejarme libre.
Para darme alas.

Hagamos la locura de amarnos, unos a otros.
Dejarnos querer por dos. O por tres.
Y amar a la vez.
Al mismo tiempo.
En cada instante a más de uno.

Sentir como las relaciones avanzan.
Ver cómo las barreras se destrozan.
Se hacen añicos a martillazos.
Los escombros,
sepultan los prejuicios de los monógamos.

Dejemos las etiquetas colgadas en perchas.
Cojamos la vida por las crines.
Y quitémosle los miedos al corazón.

Que el mundo siga girando.
Y que la pasión,
picarona,
le guié un ojo al pasar.

Mientras,
nosotros sigámonos corriendo (nos.
Hagamos eso.
Justamente eso.
Pero no nos encarcelemos con un amante.

Seamos libres,
y amemos a cuantos queramos.
Seamos generosos,
y dejemos amar a los demás.
Nadie debe más que nada a nadie.

Dejemos que el amor fluya
en la cantidad que crea oportuno.


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60 minuto, 100 euros

5:35 Elchicodelachaquetavaquera 0 Comments


A veces,
el amor no se encuentra entre nuestras cuatro paredes,
sino en una avenida descosida de la ciudad.

Esas calles,
que penden de un hilo,
son el lugar para todos los que malviven.

La bruma,
que baila sobre sus carreteras,
es testigo de cómo el amor se convierte en mercancía. 

Es el negocio de aquellos que sufren de mal de amores,
o de los otros,
que sienten la soledad surcando sus adentros.

La incomprensión que señala a los habitantes de esas vías de extrarradio,
se mezcla con la vergüenza de los que piensan que son culpables,
 por buscar consuelo en la ropa interior ajena.

A veces,
el amor no está entre nuestras cuatro paredes.
A veces, está en la avenida descosida en la que podemos ser nosotros mismos.

Solo con 60 minutos, por valor de 100 euros,
son capaces de ver que son personas. 
Gracias a esos psicólogos de periferia.

La profesión más antigua del mundo,
es la más barata,
y la cura de muchos males.

No siempre el amor está en casa.
Muchas veces, 
el amor se encuentra donde están las putas y chaperos.



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Escribir en pequeño

7:06 Elchicodelachaquetavaquera 0 Comments


Hoy quiero escribir pequeño.
Algo breve y fugaz.
Que tenga peso sobre mí.
Algo que más que poético sea...
¿sentimental, quizás?

Quiero escribir en una sola frase.
Que suene fuerte.
Un par de palabras.
Así... sueltas.
Sin pensarlas.
Al tuntún.
De las que probablemente me arrepienta.

Hoy quiero escribir...
Escribir tímidamente.
Escribir,
te quiero.


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EPÍSTOLA a Allen Ginsberg

2:58 Elchicodelachaquetavaquera 0 Comments



Los tiempos corre.
Vuelan en la noche.
Pero los errores no prescriben,
querido amigo.

Los amantes, sodomitas,      
bailan en secreto.
En las sombras de aquel rincón,
que tú tan bien conoces.

Equivocados en vida.
Deseosos de todo,
sin saber qué es eso.
Que tú descubriste tarde.

Y cuando creen tenerlo.
Están perdidos.
Solos, frente a farsantes.
Lucien.

Esos que juegan con corazones.
Ebrios de poder y ansia,
fuman sus alabanzas.
Enmudecido te veo querido amigo.

Desde pedestales inertes, 
se ríen del destino circular de la vida.
Estancado en al repetición.
La historia siempre será la misma.

Abusos permanentes.
Sexo desenfrenado.
Drogas que nos hacen vivir.
Experiencias sobre el papel.

Vacíos de emociones.
Corruptos son sus besos.
Escasos.
Fríos están tus labios.

Compasión para los inocentes.
Culpables amorales.
En su papel insignificante.
Que ya representaste.

Juegan en la vida,
todo aquel vencido,
por el amante que pegó al universo.
Cobardes son los centímetros de su piel.

A aquellos iguales les grito:
buscaros en espejos desnutridos,
y florecer sin ayuda de ningún sol que os caliente.
Como ya hizo el más grande.

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Sin fin

3:11 Elchicodelachaquetavaquera 0 Comments



Estoy cayendo.
Y no porque quiera.
Me he tirado a un pozo negro.
Un agujero sin fondo.
Sigo en el mismo callejón sin salida.
Sigo cayendo.
Voy cuesta abajo.
Sin paracaídas.
Sin frenos,
ni amortiguadores.
No tengo botón de pausa para frenar la caída.     
En el descenso,
no hay palancas ni interruptores.
Y sigo cayendo.
Y caigo,
caigo,
caigo.
Sin ver el final.
Sin ver el límite.
Sin ver la linde.
Sin ver la salida.
Sigo cayendo inmóvil.
Sin notar el aire.
La gravedad se palpa,
pero no se siente.
Muevo las alas.
El último intento de salir de ahí.
Pero no vuelo.
Ni siquiera tengo alas.
Aleteo los brazos con ahínco.
Pero sigo cayendo.
Después de una eternidad de estar cayendo.
De un tiempo incalculable rendido,
cansado,
decaído,
y agotado,
lo entiendo todo.
Lo único que hay que hacer.
La única parada posible.
La única forma de no caer más,
sin ayuda de nadie, 
ni de nada,
es la respuesta sencilla.
Y mientras sigo cayendo,
de repente paro.
Ya no caigo.
Sólo tenía que ponerme de pie.
Así comienzo a subir.
Comienza mi ascenso. 

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