Calle María Magdalena

4:49 Elchicodelachaquetavaquera 0 Comments



En esa calle,
ante los ojos de una Santa,
con el asfalto rasgando mis rodillas
descubrí  qué era ser un hombre.
Me enseñaste la virtud
                                           -o el pecado original-.
El don que habita en todos nosotros.
No te defraudé.
Supe estar a la altura,
a pesar de estar de rodillas.
Recé para mis adentros,
mi lengua predicaba.
Ajeno de miradas,
cubierto por un millar de luces,
llegamos a ser creyentes de nuestros cuerpos.
Sin castigo,
pisamos fuerte la gloria.
Masculino.
Me he ido enamorando
de las oraciones de tu cuerpo.
Cada domingo estoy contigo,
lanzó gritos de gozo al cielo.




Imagen: Anna Sastre

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